Desde que nacemos, estamos expuestos a miles de retos. Empezamos con el primer llanto, dar el primer paso, nuestra primera palabra; todos los días estamos aprendiendo y creciendo. Nos enfrentamos a sentimientos y emociones nuevas, nuestros errores se van convirtiendo en un collage de cicatrices y nosotrxs seguimos. Creo que nunca nos tomamos el tiempo suficiente para regresar a ese collage. Están en tus rodillas las marcas de tu primera caída en la bicicleta, tienes en el tobillo restos de la primera cortada con el rastrillo con el que te depilaste la primera vez. En tu cara hay aún marcas del acné que te hizo esconderte cuando ibas en secundaria. Tu piel es el lienzo de tus experiencias.
Todxs venimos en empaques diferentes. Venimos en muchas variedades de colores, olores, sabores y tamaños. Algunxs tenemos más vello en el cuerpo, otrxs tienen manchas obscuras, algunxs manchas claras. Mientras vamos creciendo, viviendo, nuestra piel se va convirtiendo en el papel en el que se escribe nuestra historia. Cada lunar, cada cicatriz y cada olor son evidencia de que estamos vivos, de que somos únicos y de que somos diferentes. No importa que tu cara brille más o que se manche más fácil.
Tu piel es tu escudo, ámala y cuídala.
