El melasma, conocido comúnmente como paño o sabañones, afecta a casi el 50% de las mujeres mexicanas y en mucho menor proporción a hombres.
Se caracteriza por manchas obscuras, más o menos delimitadas, asintomáticas y simétricas en áreas expuestas al sol como mejillas, frente, nariz, zona del bigote y ocasionalmente en mentón.
La causa de estas manchas no es una sino varias:
- Exposición solar repetida desde la infancia sin protección.
- Cambios hormonales, llegan a surgir en el embarazo.
- Uso de medicamentos como anticonceptivos u otros hormonales.
- Herencia: si nuestras madres, tías o abuelas padecen melasma, nosotros podemos tenerla
- Racial. En latinos es mucho más común y en fototipos obscuros.
La melasma es una enfermedad que se considera crónica ya que, si bien existen medicamentos para disminuir la pigmentación, ninguno tiene un 100% de eficacia. Por otro lado cuando se ha conseguido el efecto deseado de haber quitado las manchas en un gran porcentaje, estas pueden brotar de nuevo si hay cambios hormonales o exposición al sol.
Es por esto que la mejor crema para evitar su aparición es un buen protector solar cuyo Factor de Protección Solar (FPS) sea del 30 o 50.
Actualmente existen medicamentos que son colocados en cremas, aceites, lociones, que pueden tener una eficacia del 15 al 50% en la mejoría de las manchas.
Esta eficacia variable depende mucho del tiempo de las manchas (a mayor tiempo más difícil es que se quiten), la localización del pigmento (entre más profundo más difícil será que se destruya), el uso de otros medicamentos, cambios hormonales, uso concomitante adecuado de fotoprotectores (incluidos sombreros y sombrillas) y apego a tratamiento.
También existe, para nuestra fortuna, tecnología como terapia con luz pulsada intensa, peelings, láser CO2 y micropunciones (Nanopore ®️Dermapen ®️) que combinados con tratamientos tópicos y orales ofrecen pueden tener eficacias superiores al 50% en algunos casos.
Recientemente se han hecho estudios de medicamentos orales con excelentes resultados, sin embargo, ningún tratamiento es 100% efectivo y no hay cura, por lo cual es esencial tener un seguimiento siempre con un médico que haya hecho la especialidad en dermatología y jamás dejar de protegernos de la radiación ultravioleta.
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